Un Ritmo muy peligroso
¿Arriesgar la vida por unos instantes y planear la experiencia?
Por: Denisse Juárez
Cuántos de nosotros seriamos capaces realmente de atentar contra nuestra seguridad premeditadamente, muy pocos o ninguno seguramente.
Esta vez quiero hablar de una obra que capto muchísimo mi atención “Ritmo 10” de Marina Abramovic, esta mujer afamada por llevar al extremo la resistencia de su cuerpo y hacer peligrar, incluso, su propia vida en las acciones.
Cabe señalar que el performance tiene sus orígenes en el teatro, las ceremonias tribales, los “misterios” del medievo y los espectáculos del renacimiento, tiene antecedentes también en las vanguardias del siglo XX, y surge como variante conceptual, a fines de los años sesenta, como respuesta rebelde de los artistas ante la realidad de que el arte era una mercancía cotizada en el mercado.
“Ritmo 10” fue su primer performance realizado en 1973, Marina exploró elementos de rituales y gestos empleando el juego ruso de dar golpes rítmicos de cuchillo entre los dedos abiertos de la mano, registrándolo todo en una grabadora, cada vez que se cortaba, tomaba un nuevo cuchillo. En total usó veinte cuchillos. Cuando terminó, reprodujo la cinta, e intentó repetir lo grabado, incluyendo los errores. Su intención era unir el pasado (lo grabado) con el presente (lo imitado).
Indudablemente dentro de sus performances intenta establecer un vínculo con su cuerpo, siento este, la herramienta principal en todos sus actos, tal y como dice ella: "Estoy interesada en un arte que perturbe y rompa ese momento de peligro; por eso, el público tiene que estar mirando aquí y ahora. Deja que el peligro te concentre; esta es la idea, que te concentres en el ahora".
Después de todo el arte tiene que predecir el futuro, y ofrecer niveles de significados de modo que cada cultura tome lo que necesite cuando lo requiera. El arte, en fin, tiene que elevar el espíritu humano.
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