Warnke VS Urquico (Knockout técnico)
Por: Adrián Martínez.
Llega un momento en la vida de un chico de 21 años en el que se debe decidir entre una chica que lee, y una que no lee. Entre encontrarla en los vapores alcohólicos de una discoteca o en el moho pulverizado de una edición sesentona de Rayuela. Entre una chica que te dará seguridad y placeres sedentarios o una que te dará emociones circunstanciales y aleatorias.
Un poco menos comunes son los momentos en los que eres un estudiante de periodismo, que se dedica a publicar artículos de reflexión personal en conocidas páginas de opinión estadounidenses que se ven convertidos en sensaciones virales. Y menos aún cuando para tu propia sorpresa, en el hemisferio contrario del planeta una chica hace una réplica silenciosa a tu artículo que se vuelve indispensable en la lectura de lo tuyo y viceversa.
En el mundo tan personal de los artículos, cualquier réplica, directa o indirecta que llegue a estas instancias mediáticas (aunque el medio se limite a algunos cuántos lectores de blogs) es convertida eventualmente en un duelo de posturas, de golpes certeros y desatinos ridículos. En este sentido, se puede actuar y maniobrar críticamente sobre este tipo de encuentros literarios de la misma forma que se puede actuar como juez en una pelea de box. Juzgando la técnica y el estilo galante o salvaje de los golpes asestados -en este caso argumentos, frases, líneas, etc.- que separan a dos personalidades que se desenvuelven en una misma disciplina y tema, para así saber quién rompe las líneas más delgadas del ejercicio crítico-pugilístico de las letras.
En la esquina azul, periodista, ensayista y poeta con sesenta y nueve kilogramos de peso y veintidós años; directamente desde el área de la bahía de San Francisco, California: ¡Charles Warnke!
En la esquina roja, comunicadora social de cincuenta y ocho kilogramos de peso y veintitrés años; de sangre peruana y desde la lejana tierra de las Filipinas: ¡Rosemarie Urquico!
Antes de la confrontación, sería buena una retrospectiva de este encontronazo literario. El 19 de enero del 2011, Charles publica el artículo llamado “You Should Date An Illiterate Girl” en el portal Thought Catalog. El mismo rápidamente se expande en forma de viñetas en Tumblr y demás blogs. Para mayo del mismo año, llega a ojos de una estudiante de comunicación social de Filipinas, quién en su propio perfil de facebook hace una traducción del artículo al español, y publica una versión propia titulada: “Sal con una chica que lee”. Este es compartido decenas de veces, hasta ser publicado junto al original –traducido-, el 24 de mayo en el sitio web El Mal Pensante.
A través de los rounds, podemos notar el estilo de cada escritor para defender su resolución a la problemática de las chicas que leen. Urquico se mueve rápidamente, con catorce párrafos breves, inclusive con un par de líneas solitarias que vienen bien y directas, pero quizás demasiado benevolentes. Trata de reivindicar, con cada desliz de su mano, la posición claramente propia de una chica que lee. Nos regala el movimiento de una chica snob, que se enfrasca en el cliché del café de librería, que dice entender a Joyce a la primera leída y que espera ansiosamente una nueva entrega de Murakami; una más de las legiones de modernas de pueblo desesperadas por ser Amelie. Su gran acierto, su gran contraataque es la descripción del chico que busca a una lectora. Alguien que sabe perfectamente como mentir y como los diálogos a favor de sus fracasos y desavenencias románticas.
Warnke, se defiende (el ataque es la mejor defensa) en una forma mucho más pesada. Se acoraza de un ritmo constante de oraciones cortas plagadas de referencias exactas del estilo – y ciclo- de vida de un norteamericano común del viejo oeste moderno. Una voraz representación de la placentera pero aburrida vida del sueño americano. Retorciendo términos en sus puños con un humor que pareciera sacado de una buena comedia de situación. Se desplaza de la sugerencia de una vida, a la justificación de porque una lectora solo podría destruir a alguien como él. Deja las oraciones simples para elaborar en el por qué una vida en el purgatorio es mejor que la vida en el infierno que nos daría esa otra mujer. Los golpes más duros al contrincante están dirigidas a lo mismo, la descripción de la persona. Ella, su vocabulario que atrapa, engulle y escupe cualquier diálogo barato; el conocimiento de la sintaxis que le permite predecir el desenvolvimiento de la trama que escriben juntos. En los dos embates finales, revela en la defensa del contrincante dos argumentos decisivos: la chica que ha leído, leído de verdad, con verdadera pasión y dedicación; ha pasado por tantos héroes, tragedias y muertes que poco le importara tu propia partida. Ella es en realidad quién cuenta la historia, y no permitirá que sea de otra manera. Lo hace ella y su Joyce, y su Nabokov, su Wolf, su Plath, su Cortázar y su Aster. Ella te hará ser todo lo que no eres, te narrará de la manera en que le des significado a su nuevo libro. El golpe final es una despedida, no un knockout. El último round se cierra mandando a Urquico a su esquina de vuelta con su entrenador, Hemingway.
Ante el ojo del espectador, ha sido una pelea cerrada, nadie ha caído, se han mantenido en el ring de dos pies, tambaleantes y jadeantes con cada palabra. Pero el jurado tiene que nombrar a un ganador, y en esta pelea es Warnke. Alzamos su mano en línea con la traducción y trabajo de Urquico porque a pesar de que ella ha llegado al encuentro fresca y con carácter de novedad literaria –aún cuando ambos sean novísimos-, es su actitud casual e inacabada la que no le permite ponerse adelante. Su prosa es una caricia que intenta sobornar al contrincante, mientras que la del californiano va a la mandíbula. Va un paso adelante, resuelve y da dos panoramas completos. La filipina resulta en pasajes cursis de una vida ejemplar que no existe, a la que se podría aspirar, curiosamente parecida a la de la vida de sueño americano que describe el periodista.
Más curioso es que al día de hoy, Urquico se ha ‘escondido’, no ha publicado nada más y no hay rastro alguno de ella más que algunos mails publicados en tumblr. Warnke sigue publicando en su propio blog “Punctuate This!”, en Thought Catalog y ha ganado ya el premio de la ciudad para nueva novela, aún sin haberla publicado (en septiembre de 2012). Participa también en las ediciones de Literary Death Match, lecturas en voz alta calificadas por audiencias en San Francisco, donde también ha resultado victorioso.
Habrá que estar atentos, quizás los héroes literarios no vayan en decadencia y veamos algún novato quitarle el cinturón a alguno de los mencionados arriba, por más improbable que parezca.
Pueden leer ambos artículos aquí:
http://elmalpensante.com/print_contenido.php?id=1904
O leer “You Should Date An Illiterate Girl” aquí:
http://thoughtcatalog.com/2011/dont-date-a-girl-who-reads/
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