Por: Ariadna Politrón
Un ventanal de iglesia gótica saturado de colores vivos, las manos juntas de un joven sumiso, devoto, arrodillado junto a una brocha y una lata de pintura, es la suma de las partes dispuestas en la obra Vitral del famoso ignoto inglés Banksy, quién en Mayo del 2011 en los Ángeles California sorprendió con su participación y la exhibición de ésta obra en la exposición colectiva titulada Art in the Streets en el MOCA (Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles), donde se presentó lo mejor del arte urbano y las piezas que influyeron a cambiar la opinión de quienes creían que esta práctica no era más que un acto de vandalismo.
Lo que parecería ser la representación de una llamativa vidriera policromada de una iglesia gótica es en realidad un enorme panel que Banksy cedió a estudiantes para que trazaran sobre él una pesada carga de diversos estilos multicolor de grafiti. Este panel colorido funcionó más tarde como fondo de lo que sería la obra del artista, quien agregó una silueta de ventanal de templo para dar así la ilusión de un colorido diseño en vidrio. A esto además añadió la figura discorde de un joven junto a una brocha y un bote de pintura que vestido al estilo urbano rinde culto arrodillado y con las manos destinadas al rezo.
Y pasando de la pintura mural en las iglesias del periodo románico al vidrio del gótico, y del vidrio, de nuevo a la pintura mural estilo Street art en el MOCA (museo de arte contemporáneo de los Ángeles California), surge esta pieza que como la mayoría de las obras que este reconocido artista ha producido contiene la ironía y sarcasmo que le caracterizan. Es una obra que seguro generó polémica, ganando la reprobación de ofendidos seguidores religiosos y una que otra mente con tendencia hermética.
Divertida para algunos, ofensiva para otros, es una obra explosiva con una precisa carga simbólica que finalmente emociona para bien o para mal. Radicalmente, con la libertad y respeto que cada uno se merece, ¡Cada quién su Dios!
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