¡Bella
Ciao!
Por: Carla Magali Hernández
Vázquez
De mamá he aprendido muchas cosas; desde
hacer una simple quesadilla hasta todo un platillo preparado, de cumplir con
todos mis deberes y también pasar los domingos sólo en pijama, saber cuándo
callar y cuándo gritar, incluso el disfrutar de una canción sin saber nada
sobre ella, “disfrutar una canción sin saber nada sobre ella”, puede sonar
complicado, me explicaré, recuerdo que un día escuchábamos juntas una canción,
sin entender lo que decía, de que trataba, sin saber siquiera quien la
interpretaba, mi mamá la disfrutaba, de su boca salían sonidos parecidos a
palabras, que dudo existieran en algún idioma, mamá bailaba y se deleitaba, al
observar mi incredulidad, me dijo tiernamente que una buena canción era aquella
de la que no entendías nada, pero aun así la comprendías, de una forma muy
extraña y enigmática esa canción algo te
decía. Con el tiempo guarde la romántica concepción de las canciones sólo como
un valioso recuerdo, pero, hace unas cuantas semanas, encontré ese mensaje
indescifrable para mi entendimiento y a la vez completamente claro en mi
sentir, ¡Oh bella ciao!
La canción que entendía sin entender la
descubrí de una forma simple y tal vez ridícula, en un momento de total
aburrimiento, perdiendo el tiempo en la web, me encontré con un artículo de
música, que me llevo a otro, y ese, a su vez, a uno más, terminando en una
popular página de música y videos, pensando que no perdía nada, toque el botón
de “play”, poco a poco empecé a escuchar una voz masculina suave y
tranquilizadora, solo era capaz de reconocer dos palabras en italiano, bella
ciao. Cincuenta segundos después, estaba golpeando mi pie contra el piso al
ritmo del tambor, trompeta y algunas percusiones que alcanzaba a distinguir, y,
sin darme cuenta, repetía constantemente junto a esa voz, oh bella ciao, bella
ciao, bella ciao, ciao, ciao; de lo que paso después, solo mi cuerpo puede dar
respuesta, antes de que la canción completara un minuto de reproducción, yo me
encontraba bailando por toda la habitación, mis pies no podían mantenerse
quietos, la alegría, encanto y dinamismo de lo que mis oídos eran testigos
imposibilitaban mis nulos deseos de parar, solo brincaba, brincaba, movía mis
brazos, mi cabello tenia completa libertad, se agitaba con tanta fuerza que
pensé que saldría volando de mi cuero cabelludo en cualquier instante, pero no
me importaba, yo solo quería brincar y brincar cada vez más alto, mis labios
trataban de acompañar aquella voz que cantaba, sin embargo de ellos solo
emanaban sonidos extraños, como balbuceos de bebé, sin interesarme nada de
esto, yo seguía bailando y bailando, hasta que la pantalla de mi computador me
notificaba que se había acabado el tiempo de reproducción.
La peligrosa y maravillosa canción, es
responsabilidad de un afamado compositor de la Península Balcánica, conocido
por su legendaria Banda de Bodas y Funerales, el yugoslavo Goran Bregovic. Con
su singular orquesta, Bregovic mezcla sonidos del folclor búlgaro, contagiosos
ritmos gitanos, guitarra eléctricas, las fascinantes voces de hombres y mujeres
como coros, o, en su caso como voz principal en algunas piezas, junto a todos
los instrumentos que forman parte de un orquesta tradicional, violines, arpas,
flautas, trompetas, timbales y otros elementos de percusión.
Bella ciao es un cántico partisano italiano
perteneciente a los grupos opositores del fascismo y nazismo durante la segunda
guerra mundial, Bregovic retoma la pieza, respetando el nombre y letra
original, añadiéndole su sinigual fuerza, movimiento y alegría, convirtiéndola
en una auténtica canción de Bodas y Funerales.
Tal combinación resulta en una estruendosa,
fascinante y seductora colisión de sonidos, Goran Bregovic defiende que su
música es para “bailar y beber”. Bailar, bailar y bailar, dejando todo lo demás
atrás, sin lugar a dudas su definición fielmente es representada en Bella ciao,
donde bailar es inevitable y beber, una buena opción.
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