miércoles, 4 de diciembre de 2013


غريبة  (ghareebah / extraño)

Kamilya Jubran & Werner Hasler (ومضة / Wameedd, 2005)
Por: Carlos H. Babún

Cuando salgo a encontrar la luz, la sombra de mi cuerpo me sigue, pero la sombra de mi espíritu me precede y me guía hacia un lugar desconocido buscando cosas más allá de mi entendimiento, y asiendo objetos que no tienen sentido para mí.
Yibrán Jalil Yibrán


Tonos sintéticos, suaves y sutiles, expanden un ambiente de intimidad en nuestros oídos. Una vez ahí emerge, cual susurro, una voz femenina que en árabe desdobla su nostalgia:
Soy ajena a este mundo, una ajena, y hay en mi exilio una severa soledad y una dolorosa tristeza.
Tomando de un fragmento de La tempestad (entre noche y día) del gran poeta libanes Yibrán Jalil Yibrán, Kamilya Jubran y Werner Hasler componen la canción Ghareebah (extraño), con la cual inician su primer disco juntos, llamado Wameedd (destello de luz).
De ascendencia palestina, Kamilya nació en Akka, Israel. Su padre, un auténtico luthier y maestro, fue su puerta a la música árabe clásica. Además, por veinte años perteneció al grupo Sabreen, mítico estandarte de resistencia y experimentación musical palestino. Por su parte Werner, suizo, combinó sus raíces en el jazz con la música electrónica, colaborando con proyectos y músicos tan diversos como el ballet en el Teatro de la Ciudad de Berna y el diseñador sonoro japonés Sunao Inami.
Esta fusión impacta en Ghareebah, en la que él crea sonoridades a partir de minuciosos recursos electrónicos y digitales, conformando una atmosfera cálida y mística, a la vez que ella explora sensiblemente sus propios territorios, las huellas de lo que podría haber sido, sus rupturas y sus líneas de fuga. Música y voz se rozan y acarician con sensualidad, mas nunca erosionan sus propias texturas.
El exilio duele. Saberse desposeída de su propia tierra es una carga pesada que requiere cartografiar ilusiones que mitiguen su gran pena. Dando voz a Jalil Yibrán -quien vivió también en un eterno destierro- ella confiesa:
Estoy sola, pero en mi soledad contemplo un país desconocido y encantador, y esta visión llena mis sueños de espectros de una tierra grande y lejana que mis ojos nunca han visto.
Esta búsqueda requiere otros planos y espacialidades que permitan llegar a un sitio seguro. Al trabajar junto con Werner, Kamilya encuentra un páramo en el cual desplegar sus raíces, los ecos y las voces que en su historia carga. Sin embargo ese terreno no es propio y el exilio parece una condena:
Soy una extraña en este mundo; recorrí el Universo de punta a punta, pero no pude encontrar un lugar donde aposentar mi cabeza; ni conocí a ningún humano con el que pudiera confrontarme, ni a un individuo que pudiera escuchar mis pensamientos.
¿Puede la música componer nuevos territorios? ¿Es la voz capaz de dar asilo a quienes se niegan a que la ocupación de su pasado impida su devenir?
Cual destello de luz, un laúd cierra la pieza, alumbrando una meseta segura en el horizonte.


Video de Ghareebah
Letra de la canción

Fragmento de La tempestad (entre noche y día), de Yibrán Jalil Yibrán

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