Por: Eugenia Aceves Aguilar
Ópera La cenicienta de Giacochino Rossini
Director de escena: Luis Martín Solís
Director Musical: Sébastien Rouland
Lugar: Teatro del Bicentenario.
La Cenerentola, un
cuento de hadas… sin hada.
La Cenicienta de Giacochino
Rossini una historia que cautiva hasta nuestra época fue presentada por la
orquesta (Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata). Donde, momentos antes
de que se abra el telón nos va metiendo en la historia y la época, la
escenografía nos atrapa aún más dejándonos
impresionados, ya que el manejo de esta estuvo muy bien hecho todo el
espacio se aprovechó por completo,
mostrándonos tres escenarios diferentes, los cuales con su complejidad y la
sencillez se combinaron por completo, aunque el cambio de estas escenografías
hicieron que la opera sea un poco más larga y tediosa, hasta el último cambio de
escenario donde un actor se puso a improvisar con mímica mientras este transcurría, haciéndolo más entretenido.
El elenco no pudo estar mejor con
su profesionalismo, con un color de voz muy adecuado para cada escena, al igual
que su actuación muy humorística de algunos actores, perfectamente sincronizada
con la orquesta, llamando la atención durante algunas escenas donde se llevaba
de dos a cuatro conversaciones, al mismo tiempo; sin embargo era agradable al
oído. Cabe mencionar que la orquesta en algunas escenas subía mucho de tono,
opacando un poco las voces de los actores.
El vestuario nos mete más en el
contexto de la historia y de la situación de cada personaje, aunque para mi
gusto creo que el vestuario podría ver
estar aún mejor.
Cerrando el telón al final con un pequeño toque inesperado, dando una respuesta muy buena del
público con muchos aplausos.
Lo has hecho bien, consideras campos diversos de acción: música, vestuario, escenografía, me parece que te concentras mucho en el impacto del espectáculo –quizá no deje mayor alternativa- pero omites algo importantísimo, das por hecho que todos sabemos de qué trata eso que ilustras y olvidas por completo plantearnos también un hilo conductor, una anécdota; nos excluyes de la escena aun dando cuenta de ella. Tu texto es atractivo, ágil y lleno de la emoción de quien acaba de verla.
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