viernes, 27 de septiembre de 2013

Por: Valeria Godínez Báez
“Juan Nepomuceno Herrera”

En el museo de la ciudad de León, en el segundo piso se lleva a cabo una muestra de pintura de óleo sobre lienzo del siglo XIX por el pintor Juan Nepomuceno Herrera.
Exhibe obras del mundo divino. La pintura más sobresaliente de la sala es la Virgen de los Dolores. Colores apagados, que dan a entender sufrimiento y misterio, su manto azul da energía divina y santidad.

La pintura, en general, destaca por su expresión contenida y composición armoniosa sus ojos llorosos son tan reales que sientes que no estás solo en el museo, te hace sentir una vitalidad valiosa, cuando una persona se muestra en situaciones duras: le da fortaleza para mantenerse y sentirse vivo. Es como ver a alguien llorar, y tú solo le dices “llorar te va a hacer sentir mejor”. Se basa en pureza e inocencia divina.

Es la expresión de la esencialidad de lo sensible; la creencia religiosa -  la plenitud de la divinidad y la situación de la muerte en una actitud de plasmar la vida mística en la cotidianidad. También dar a conocer la verdad y la intensidad del instante reflejar la necesidad de cambio. Involucra  sentidos, emociones y conocimiento.

Expresa símbolo cristiano. Un mundo divino. Su arte realista es implacable. Su percepción de los elementos que utiliza son inconfundibles: el color en las expresiones y delicadeza en los tonos, el movimiento, su técnica en el manejo del personaje, la armonía su estilo propio y único, el espacio donde se ubica la obra de arte y expresión que nos dice la obra: Vitalidad y pasión. Su valor, contenido y significado: simbólico, sagrado y cultural te llevaras al solo ver una pintura de Juan Nepomuceno.

Su cuadro da importancia al mundo religioso, a la pureza, a la inocencia del alma, a la verdad y hace un cambio del ser en su perspectiva. Juan Nepomuceno fue un gran pintor Leones que es buena opción apreciar una de estas obras. Su maestro fue Hermenegildo Bustos.

Te llenaras de energía contagiosa y tristeza interna al ver este cuadro:


3 comentarios:

  1. Aunque el término contemporáneo debe ser comprendido ampliamente aquí te sales del esquema en forma drástica, entiendo la naturaleza de tu elección y la respeto así que no haré más comentarios sobre eso, pero la ventaja del “más acá” en nuestros recursos, es proponer las estrategias de comprensión y acercamiento que podrían ser aportadas sobre algo no tan discutido. Entre otras cosas: el texto tiene ligeros problemas en los signos ortográficos y los tiempos verbales, son como enunciados dislocados; con los juicios aportados refuerzas más una experiencia ético-religiosa que una estética; es decir, pareciera que la pieza –tal como la expones- tiene mayor repercusión mística que sensible (el problema de esto es que entramos en discusiones extra-artísticas de carácter artesanal, moral y didáctico que nos alejan de toda pretensión artística); la información es algo reiterada y por último, tienes un dato erróneo: Nepomuceno no fue alumno de Bustos sino su maestro, bastaría con suplir “su…fue” por “Fue… de” en el último enunciado.

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  2. Estimada Valeria Godínez

    Aprecio mucho tu aportación pero considera que el acervo que tiene el Museo de la Ciudad de León del pintor Juan Nepomuceno Herrera va mas halla de esta pieza, observa que el pintor también se dedicó al retrato (hay varios ejemplos), te quedas corta por solo hablar de un cuadro y por otro lado si hablas del Herrera al menos hubieras dedicado espacio y tiempo al referirse a todo la sala en la que se encuentra exhiba la pieza.

    Coincido con Cecilia, Herrera no fue alumno de Hermenegildo Bustos, de hecho no se ha comprobado cual la formación académica del artista aunque si uno de los mas destacados para su época.

    Un detalle mas, agrega mas información sobre el lienzo (año, técnica, etc.) y propia del autor de esa obra, contextualiza la importancia de la Virgen de los Dolores. Evita colocar la foto de la imagen en punto de fuga, ya que no se aprecia del todo.

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  3. Maravillosa réplica Gerardo Pacheco la agradezco, amplias los recursos expuestos. Debo confesar que más allá del contexto idóneo que -por supuesto- puede comparar, discutir e incluso desviarse, la particularización y manifestación individual de la pieza es una exigencia de la clase y no una omisión del texto, comprendo la reducción a la que se ve sometida la colección entera a lo largo del escrito por considerar a la obra como la más relevante de entre ellas o una síntesis de la generalizada representación religiosa, en eso y los consejos restantes apoyo entera.

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