Por: Mahany Tehabet
“En mi afán de construir
cielos llenos de nubes me puse a estudiar ese sutil ambiente que registraba la
cámara. Una cosa como smog muy ligero. Entonces, por medio de filtros
infrarrojos logré quitarlo. De esta forma las nubes salían mejor porque el
filtro oscurecía el azul del cielo y realzaba el blanco”.
GABRIEL FIGUEROA
Allá en el rancho grande, Los olvidados, La perla,
Flor silvestre, Macario, El fugitivo, Enamorada, Rio escondido y más de
doscientos títulos componen la cinefotografía de uno de los personajes más
importantes, no solo de México sino del mundo, Gabriel Figueroa Mateos.
Nace en 1907 en México DF, estudia pintura en la
academia de San Carlos pero el contacto con la fotografía de José Guadalupe
Velasco sería un acontecimiento que marcaría radicalmente su quehacer dentro de
la cinematografía mexicana por los siguientes años. Siendo el filme de Miguel Contreras,
“Revolución”, su primer trabajo dentro del ambiente cinematográfico mexicano. Es
en 1938 cuando Fernando de Fuentes le ofrece realizar la fotografía de su
película “Allá en el rancho grande”.
Posteriormente obtiene una beca en Estados Unidos para estudiar con
Gregg Toland, uno de los mejores cinefotógrafos del cine mundial, experiencia
que marcaría definitivamente su estilo
fotográfico, dejando reflejado claramente el dominio de la luz, composición y
profundidad de campo en filmes de Emilio “el indio” Fernández, Luis Buñuel,
Roberto Gavaldón, John Ford y John Huston.
Camarógrafo, fotógrafo, stillman y
cinefotógrafo, ¿Pero que hace un
cinefotógrafo? Cinefotógrafo es aquella persona encargada de elegir el encuadre
adecuado, la iluminación y color, es decir es el responsable de cómo se va a
ver el filme. Sin lugar a dudas la cinefotografía de Gabriel Figueroa es
reconocida en cualquier momento sin necesidad de ser un experto en materia
cinematográfica, solo basta observar un fotograma lleno de nubes, paisajes
mexicanos, rostros profundamente dramáticos pero sobre todo el manejo
espectacular del claroscuro, generando una combinación que toca las fibras más
sensibles del espectador, independientemente del discurso narrativo que la
película maneje.
“El fotógrafo de los cielos”, “El dueño de la luz”,
“El cinefotógrafo que invento México” son algunos de los muchos sinónimos atribuidos
a Gabriel Figueroa por sus composiciones extraordinarias dentro de los filmes
del cine mexicano, marcando un forma de ver la expresión cinematográfica de los
años 40´s hasta gran parte de los 80´s y una pieza clave y motivo de
inspiración en la cinematografía nacional e internacional actual como el caso
de Emilio Maillé quien recopila la cinefotografía de Gabriel Figueroa en su
gran documental “Miradas Múltiples” http://www.youtube.com/watch?v=B2lY8DIAIBw.
Indiscutiblemente Figueroa le da una importancia tremenda a la imagen dentro
del filme, llevándolo a ser merecedor de cada uno de los títulos adjudicados. Basta ver unos cuantos fotogramas para
despertar la sensibilidad, emocionarse a la par del transcurso de dichos
fotogramas y sentir el folclor mexicano que captura y transmite en cada
encuadre, dejando de lado los diálogos y siendo la imagen misma la que cuenta
la historia porque cada segundo que pasa es una sorpresa cinefotografica que
Gabriel Figueroa regala.
El sorprendente encuadre desde el suelo en la
escena del tiro de gracia en la película “Un día de vida” de Emilio “el indio”
Fernández, deja ver un alucinante cielo saturado de nubes con buen logrado
balance de blancos. En “Pueblerina” del mismo director, hay un manejo de
sombras estremecedoras (minuto 1:30:00 http://www.youtube.com/watch?v=qIvh-NOiVDA)
en la marcha de los soldados mientras la cámara es enfocada en María Félix. Además
de los reflejos sobre el agua del paisaje y cielo en “María candelaria. Después de ver un poco de la cinefotografía de
Gabriel Figueroa es inevitable salir y ver un cielo lleno de nubes y no te
recuerde al gran maestro Figueroa.
"Yo hice una imagen
mexicana en blanco y negro, pero en color ni yo ni ninguno hemos logrado
tenerla. Es muy difícil porque el pueblo mexicano no tiene color. Las camisas y
los calzones de manta, el sombrero de petate y los rebozos negros de las
mujeres. No hay color, solamente en las fiestas sale el colorido muy barroco,
pero en general, el pueblo está despojado de color, por eso yo podía
fotografiarlo a partir del blanco y negro"
GABRIEL FIGUEROA
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