martes, 29 de octubre de 2013

Por. Mahany Tehabet

-Giovanni vamos a trabajar, no perdamos más el tiempo-
¿Qué tiempo Fabio? He estado bajo estas paredes por  20 años y me estás diciendo que ¡No pierda tiempo!

CESAR DEBE MORIR

Es en 2012, cuando los hermanos Paolo y Vittorio Taviani una vez más deleitan cinematográficamente con “Cesar debe Morir”. Filme italiano que trae una propuesta muy interesante y arriesgada al hacer documental,  pues en esta ocasión deciden hacer mancuerna con la ficción.

Docuficción desarrollada dentro de la prisión romana de alta seguridad “Rebibbia”, mientras Fabio Cavalli, director de grupo de teatro de la prisión, monta “Cesar debe morir” de Shakespeare, con los reos como actores, y es precisamente aquí en donde los hermanos Taviani empiezan su labor cinematográfica, documentando paso a paso el proceso de la obra. Con un sutil empleo del blanco y negro además de una musicalización estremecedora, generando situaciones en donde la línea que separa la interpretación del personaje con “la vida real” es muy delgada, y una vez más el blanco y negro hace de las suyas, dándole al filme un fotografía capaz de transportar a esa Roma antigua.

Salvatore Striano, Giovanni Arcuri, Antonio Frasca, Juan Bonetti, Vicenzo Gallo culpables de tráfico de drogas, crimen organizado, asesinato y virios crímenes más (información realmente innecesaria al momento de ver la película puesto que la combinación de dirección, fotografía, musicalización y  pasión de los “actores” componen un filme que emociona y al mismo tiempo llena de nostalgia) son algunos los encargados de interpretar a Julio Cesar, Marco Antonio, Bruto y Casio.

No es de sorprender que semejante obra teatral genere tantas emociones en el espectador pero si cabe destacar que el resultado del filme fue maravilloso, porque la emoción que la obra de Shakespeare generó en los presos al interpretarla es indudable pero lo que el filme captó fue asombroso, por una parte atrapó la pasión y emoción de los presos y debido a esa pasión logro capturar situaciones ajenas a los personajes, desnudándolos como seres humanos y no como presos-actores, lo cual es un punto importantísimo porque Cesar debe morir no pretense ser, ni es “un teatro filmado”, es una documentación de sentimientos, emociones y sobre todo un acercamiento al arte, solo basta ver una de las escenas finales en donde uno de los reos ingresa nuevamente a su celda mientras nostálgicamente dice: “Desde que me familiarice con el arte, esta celda se ha vuelto una prisión”, demostrando una vez más al mundo entero que en la cultura y el arte lo que se necesita es pasión y saberla orientar.



1 comentario:

  1. Si te animaras a hacer una columna periódica sobre críticas y recomendaciones sobre cine la seguiría con gusto.
    saludos

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