Crítica a “El rebozo blanco” de Manuel Rodríguez Lozano
Por: Patricia Villagrán
Discrepante de los muralistas, Manuel Rodríguez Lozano fue un pintor que decidió hacer a su manera el arte que expresaría su sentir y el de su país, el cual plasma muy bien sin parecerse a los demás artistas de su época.
Este cuadro forma parte de la etapa de su encarcelamiento en 1941, en la que curiosamente a partir de ahí comienza a utilizar colores fríos, coincidiendo con su tragedia personal.
En la obra no vemos o una Adelita ni una China Hilaria; no están los típicos colores verde, rojo y blanco, ni una escena victoriosa contando un fragmento de la historia mexicana o tampoco un paisaje sublime de volcanes o biodiversidad azteca; lo que observamos es una perspectiva diferente de representación para nuestro país: una mujer pálida, algo andrógina y melancólica, como si se estuviera librando de estereotipos de la mujer piel tostada. Tan solo por los colores nadie pensaría que es un retrato de México ya que siempre se ha visto a nuestro país como cálido y dinámico y no estático como es la pintura mencionada. Su mirada es perdida como si viviera en un país sin salida y sentada por tiempo indefinido, esperando el progreso prometido durante generaciones.
Dejando a un lado los muralistas que pintaban para educar al pueblo, Rodríguez Lozano simplemente nos presenta en esta y otras obras lo que en esa época se vivía en México: desolación y tristeza por el presente vivido y además de un futuro que irónicamente no pintaba mejor.
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