sábado, 2 de noviembre de 2013

Naqoyqatsi
Godfrey Reggio / Philip Glass (2002)
Por: Carlos H. Babún

The central event of the 20th century is the overthrow of matter.”[1]

La pequeña torre de Babel pintada por Brueghel desborda el lienzo. El horizonte se hace curvo, la nube se engrosa y avanza mientras el edificio toma cuerpo. Un zoom nos acerca a una de sus pequeñas ventanas pero, antes de cruzarla, un fade oscurece la pantalla. Sin embargo es muy tarde y la ambición de traspasar los límites de lo humano parece haberse cumplido.
Con Naqoyqatsi[2], y a veinte años de haberla comenzado, Godfrey Reggio cierra la trilogía Qatsi, que en lengua hopi significa vida. Sin textos, diálogos ni voces, esta serie de películas construye un discurso basándose en imágenes impactantes y en la música, compuesta para las tres cintas por Philip Glass.
En la primera película, Koyaanisqatsi[3] (1984), Reggio muestra como las sociedades industrializadas se han enajenado de la propia naturaleza, viviendo en un tumulto caótico y desequilibrado. Powaqqatsi[4] (1988), la segunda cinta de la serie, exhibe la manera en que el llamado “Tercer Mundo” es absorbido, consumido y escupido por las mega-ciudades primermundistas. En Naqoyqatsi, en cambio, el escenario ya no son ni el Norte ni el Sur global, sino el mundo virtual y tecnológico.
Para esta tercera producción ya no se grabaron escenas de la naturaleza, de pequeñas aldeas ni de grandes ciudades, sino que se reutilizaron un sinfín de videos, comerciales e imágenes de archivo, todos ellos creados, retocados o reconstruidos en computadora, en absoluta congruencia con el discurso que el director propone.
El lenguaje universal es reencontrado a través de los códigos binarios y la naturaleza ya no es más el soporte de la vida. Una lluvia digital erosiona los restos de la edad clásica y sobre los escombros de la Modernidad se erige una cumbre de pixeles, una nueva torre de Babel. Lo humano se vuelve obsoleto y deja de ser el centro de lo social. El lugar es ocupado por la tecnología y su capacidad de expandir los límites orgánicos de la vida.
Los cuerpos se descomponen en un mar de ceros y unos que a su vez componen nuevas formas, nuevos símbolos. Un sinfín de circuitos telemáticos conforman redes y flujos. Las imágenes son sólo eso, espectros de lo vacío, reminiscencias de lo ausente. Planos, coordenadas, locaciones; ecuaciones matemáticas, precios en la bolsa de valores, constantes descargas eléctricas que van y vienen. Pasillos de ordenadores y una masa de aficionados en un estadio se confunden. El cuerpo humano como máquina mejorable, como espectáculo superfluo o como objeto de deseo en la publicidad, pero sólo como eso, ente ajeno a nosotros mismos.
La materia entonces se vuelve innecesaria, sobra, estorba. Trascender de lo orgánico a lo virtual implica beligerancia hacia aquel cuerpo pesado que ata e impide fluir. Como si el Golem, versión sombría y sin alma de su creador, acabara matando a su propio progenitor.
Para Reggio la sociedad posmoderna ha asumido como forma de vida la guerra contra sí misma. ¿Será esto una visión delirante o paranoica? Como sea Naqoyqatsi resulta ser una pesadilla fascinante.


Trailer del film Naqoyqatsi
Sitio oficial de la película



[1] “El principal acontecimiento del siglo xx es la superación de la materia”. Dyson, Gilder,  Keyworth y Toffler, Cyberspace and the American Dream: A Magna Carta for the Knowledge. http://massis.lcs.mit.edu/archives/reports/magna.carta.knowledge.age
[2] na-qoy-qatsi: (de la lengua Hopi) nombre. 1. matarse unos a otros; 2. la guerra como forma de vida; 3. “violencia civilizada”
[3] ko.yaa.nis.qatsi (de la lengua Hopi), nombre. 1. vida loca; 2. vida en tumulto; 3. vida en desintegración; 4. vida desequilibrada; 5. una condición de vida que clama por otra manera de vivir.
[4] powaqqatsi (del idioma Hopi, powaq = hechicero + qatsi = vida). s., una entidad, un modo de vida, que consume las fuerzas vitales de otros seres para favorecer su propia vida.

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