miércoles, 13 de noviembre de 2013

Por. Mahany Tehabet
¿LA MEJOR RACHA DEL CINE MEXICANO?
No todo son tres cintas

El negocio del cine es macabro, grotesco: es una mezcla
de partido de fútbol y de burdel

FEDERICO FELLINI




Ya que se está a nada de concluir el 2013, me atrevo a afirmar que este año ha sido uno de los mejores para la cinematografía mexicana no solo a nivel nacional sino también internacional, un ejemplo ello son Amat Escalante con Heli, y Diego Quemada con La jaula de oro directores aplaudidos, reconocidos y ganadores en el pasado Festival de Cannes. De igual forma Gary Alazraki con “Nosotros los nobles”, Manolo Caro con “No sé si cortarme las venas o dejármelas largas” y el patético debut cinematográfico de Eugenio Derbez con “No se aceptan devoluciones”, dieron cita a millones de personas en las salas de cine, generando un numero en taquilla que hace mucho tiempo no se registraba.

Erróneamente muchos creen que esta buena racha de cine mexicano se debe únicamente a cintas como: Nosotros los nobles, No sé si cortarme las venas o dejármelas largas y en primerísimo lugar No se aceptan devoluciones. Filmes que dejan mucho que desear en cuanto a calidad, propuesta y lenguaje cinematográfico ya que solo están hechas para entretener y generar ganancia, lo cual en cierta parte ayuda a que se apueste por ese cine mexicano que pocos conocen.

Nosotros los nobles resulta ser una cinta “inspirada” en El gran Calavera de Luis Buñuel; en la que solo dos actores, Gonzalo Vega y Luis Gerardo Méndez, rescatan el filme y en donde la temática es parecida al estándar que manejan las telenovelas mexicanas.  En cuanto a “No sé si cortarme las venas o dejármelas largas” no pasa de ser una comedia entretenida que abusa de técnicas teatrales cuando se tendrían que emplear herramientas que funcionen y encajen en el ámbito cinematográfico. Y finalmente la película que causo sensación en el público latinoamericano y anglosajón “No se aceptan devoluciones”, el cual resulta ser un proyecto de años, según comenta el “director”, francamente mal invertidos porque no va más allá de ser una cinta muy parecida a “Big daddy” de Dennis Dugan y “The game plan” de Andy Frickman con la diferencia de tener un final que hace derramar algunas lágrimas.

Estos filmes resultan ser a grandes rasgos el estándar de lo que un director mexicano hace, en cuanto al inconsciente colectivo se refiere, pero solamente son cintas que ayudan a que el cine mexicano con propuesta a las que nadie le quiere apostar empiecen a posicionarse dentro de salas comerciales y así generen una ganancia que les permita continuar con más producciones; claramente esta, que las tres cintas anteriores no les llegan a los talones a filmes como Heli y La Jaula de oro, que manejan una temática actualmente ya explotada en demasía: narcotráfico y migración pero con un lenguaje y propuesta que sorprende, que saca de lo  cotidiano y sobre todo que no recuerda a una burda telenovela y para gusto de muchos premiadas en festivales internacionales que le adjudican una cierta “calidad”.

Retomando el tema, la producción cinematográfica de este 2013 es asombrosa, con filmes  estremecedores, sutiles, bien manejados y variados pero vistas por muy pocos, en donde nuevos directores traen propuestas arriesgadas pero amenas como el caso de Nos vemos papá de Lucia Carreras, película que toca el tema de la perdida y duelo de un ser querido; con un toque más existencialista esta Halley de Sebastián Hoffman; No quiero dormir sola de Natalia Beristáin abordando el tema del Alzheimer, Club Sándwich de Fernando Eimbcke, González de Christian Díaz, Los insólitos peces gato de Claudia Sainte-Luce. Documentales como Cuates de Australia de Everardo González, Quebranto de Roberto Fiesco, y los recientes galardonados en el Festival Internacional de Cine de Morelia El cuarto desnudo de Nuria Ibáñez y Elevador de Adrián Ortiz Maciel, solo por mencionar algunas.

Cabe mencionar que la mayoría de estas producciones tienen una vida muy corta dentro de las salas de cine, años anteriores era impensable que tuvieran un espacio dentro de estas,  siendo los festivales cinematográficos, cinetecas o cineclubs los únicos lugares en donde se proyectaban pero afortunadamente este año mejoro la situación, ya que comercialmente tuvieron una apertura positiva que permitió que se generaran los recursos necesarios para una mayor producción cinematográfica,  además del gran recibimiento por parte del público a estas nuevas propuestas.

Indudablemente el cine mexicano tiene mucho para mostrar, mucho que decir y mucho más que filmar solo es cuestión de que se encuentre el público, lugar y apoyos indicados para que la  producción salga a flote pero sobre todo darse cuenta que no en todo el cine mexicano sale Carmen Salinas, Karla Souza, Ludwika Paleta por un lado y por otro Damián Alcázar, Giménez Cacho y demás actores estereotipados “buenos o malos”, muestra de ello son las grandes actuaciones e historias que se realizaron en las producciones de este 2013, esperando con entusiasmo que en pocos meses se continúe con esta buena racha de cine mexicano que tanto hace falta, inclusive con el recorte que recibirá IMCINE el próximo año en su presupuesto. 

1 comentario:

  1. Vientos, muy buena crítica, tiene lo que es importante: contenido. E informa de la periferia que es lo que da pies a una gran crítica, bien Mahany :D

    ResponderEliminar