viernes, 1 de noviembre de 2013

Por: Lucrecia Aramoni Martorel
acuarela


Este ensayo nos transporta a un lugar para la interpretación personal,  y nos invita a la reflexión.
El texto en particular habla de lo real o falso de la vida, sin profundizar en los conceptos que utiliza, ejemplifica y comparte los sentimientos y pesares propios, y al mismo tiempo juega con la cotidianeidad de la existencia y logra colocar en el lector esa cierta inquietud que provocan las dudas que plantea, como la importancia del aprendizaje de las experiencias, o la trascendencia de nuestros actos o vivencias.
El autor subraya una actual tendencia colectiva de superficialidad e inconformidad, donde los parámetros “normales” son utilizados como recursos en su narrativa: a veces prosa, a veces ficción, a veces cuento.
Adrián Fernández  se caracteriza por una variedad de formas literarias que van desde lo existente y reflexivo hasta lo surreal y subjetivo.
En su blog como en su persona, invita a querer mirar mas allá.
Él propone mas que una simple expresión, una forma de pensamiento lejos de abarcar gustos o esquemas tradicionales. Utiliza sus experiencias, expectativas, momentos de éxtasis e incluso su dolor para exponer una perspectiva atrevida y con aires de constante renovación.
Su trabajo es ingenioso y admite carcajadas y golpes de nostalgia con tremendos y sorpresivos cambios entre historias fantásticas y maravillosas y cachetadas de realidad e incluso decadencia social.
El autor en su obra, como en su vida y sus pensamientos es irreverente y tan lógico como los problemas a los que hace alusión en sus textos.
Al utilizar estos recursos que la humanidad comparte,  recrea y juega con sensaciones que todos hemos tenido alguna vez.
En un lenguaje simple, transporta al lector a momentos de su infancia y también predice el futuro.



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