Por: Lucrecia Aramoni Martorel
acuarela
Este
ensayo nos transporta a un lugar para la interpretación personal, y nos invita a la reflexión.
El texto en
particular habla de lo real o falso de la vida, sin profundizar en los
conceptos que utiliza, ejemplifica y comparte los sentimientos y pesares
propios, y al mismo tiempo juega con la cotidianeidad de la existencia y logra
colocar en el lector esa cierta inquietud que provocan las dudas que plantea,
como la importancia del aprendizaje de las experiencias, o la trascendencia de
nuestros actos o vivencias.
El
autor subraya una actual tendencia colectiva de superficialidad e
inconformidad, donde los parámetros “normales” son utilizados como recursos en
su narrativa: a veces prosa, a veces ficción, a veces cuento.
Adrián Fernández se caracteriza por una variedad de formas
literarias que van desde lo existente y reflexivo hasta lo surreal y subjetivo.
En su blog como en su persona, invita a querer
mirar mas allá.
Él
propone mas que una simple expresión, una forma de pensamiento lejos de abarcar gustos
o esquemas tradicionales. Utiliza sus experiencias, expectativas, momentos de éxtasis
e incluso su dolor para exponer una perspectiva atrevida y con aires de
constante renovación.
Su trabajo es ingenioso y admite carcajadas
y golpes de nostalgia con tremendos y sorpresivos cambios entre historias
fantásticas y maravillosas y cachetadas de realidad e incluso decadencia
social.
El autor en su obra, como en su vida y sus
pensamientos es irreverente y tan lógico como los problemas a los que hace
alusión en sus textos.
Al
utilizar estos recursos que la humanidad comparte, recrea y juega con sensaciones que todos hemos
tenido alguna vez.
En un
lenguaje simple, transporta al lector a momentos de su infancia y también
predice el futuro.
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