Por:
Lanae Carapia Verdier
Paisaje
Interior
Danza
Contemporánea
Compañía- Barro Rojo-
15 de
octubre de 2013
Teatro
Bicentenario
7 bailarines en escena
nos presentan la ternura, el amor, los deseos, las pasiones…
La intensión de sus
movimientos corporales conforme se van desarrollando las escenas denotan las
emociones que los bailarines expresan: la sensualidad y sutileza del cortejo
con movimientos suaves y lentos, la ternura de la inocencia con torpes pasos y
sonrisas nerviosas, la alegría que las travesuras del amor muestra con sonrisas
y movimientos veloces, la pasión de dos amantes deseando tenerse con la fuerza
y tenacidad en los pasos.
Es esta variedad de
emociones y sentires una de las mayores virtudes de esta puesta en escena del
cuerpo del ballet, la permutación de
expresión corporal en los bailarines que pasa de escena en escena.
Con escasa
escenografía (lo que vendría en una segunda parte siendo un sofá y una sabana)
los integrantes van mostrando los sentimientos que causan las relaciones
amorosas abarcando todo escenario jugando con la profundidad del espacio
dándole dinamismo.
Las luces evocando a
la sensualidad, a la pasión y a la diversión mediante juegos en donde el color
del fondo y las luces posteriores cambian constantemente provocando sensaciones
mas amplias: el fondo negro y las luces ámbar… pasión, deseo; el fondo colorido
en rosas y azules, dos bailarines al frente en una coreografía con luces
blancas sobre ellos, en un segundo plano dos parejas mostrando las siluetas de sus
cuerpos, en negro, sin luces, así aprovechando imágenes que ya conocemos que
nos evocan a la sensualidad ; fondo claro, luces blancas y los integrantes con
movimientos veloces casi jugando denotan diversión, inocencia, curiosidad.
Los cambios casi escasos
de vestuario, quitándose la ropa entre ellos, quedando semidesnudos en la
escena en varios momentos, mostrando así los sentimientos de intimidad,
nerviosísimo y pudor propios de las relaciones, al igual de lo extrovertido y
lo pasional; casi todos acertados a excepción de un semidesnudo por parte de
las bailarinas dejando ver sus senos, a mi parecer innecesario, rompiendo con
la línea que presentaba el acto de las relaciones amorosas, e incluso intimas,
sin tener que mostrar cuerpos desnudos, quitándole el valor a esta intimidad, a
la curiosidad e incluso alejando el espacio de la imaginación por parte del
público.
La música de trova y
romántica con letra en el idioma del español crea un vinculo inmediato al
inicio de esta representación dancística, haciendo que el espectador tenga una
conexión directa con lo que va a ser presentado ahí, atrapándolo con el primer
acorde en sus propias experiencias y relaciones, evocando a ellas a lo largo de
la presentación junto a el repertorio musical que se transforma continuamente
con ritmos más lentos, más veloces, más sutiles, más alegres, una variedad tan
amplia como las emociones mostradas.
Todos estos elementos
conformaron una interesante puesta en escena logrando de manera efectiva lo que
deseaban compartir, las emociones humanas ante el tan famoso amor y las
relaciones que de este nacen.
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